STATEMENT
... the architecture is an element in the territoriality of the object...
...la arquitectura es un elemento en la territorialidad del objeto...
To approach the installed thought of Dayana Trigo Ramos - there are, at least - two conditions. The first, space as a tangible object, in permanent construction and at the same time impossible to complete—that is, to define its contours—which can be cut out, assembled, transformed arbitrarily, without the form centralizing a vision. A resource deployed, for example, in the installation Leedskalnin's Machine and Other Stories, in which each object refers to multiple spaces built around the world for loving causes, in which there is a synthesis of architectural, historical, sensory. And the second condition, the object as territoriality in which causal relationships occur between spaces, through objects. In this sense, we must mention the work Night Rituals, in which, through two women's purses, far from each other in the exhibition hall, and whose interiors are visible to the audience, videos of bombings and nightly festivities that seem to be part of the same unfolding event.
Frequently, both conditions are executed through architectural notions: drawing at the plan level, strategic design, structural pathology studies, the intimate and social vision of spaces, etc. However, architecture is an element in the territoriality of the object, and not the space that contains the object. Even when working with a building in which the architectural contents are diluted to ponder its uses—that is, to the point of becoming two almost antagonistic spaces, that of the architect's vision and that of the person who inhabits it—Dayana Trigo seeks to integrate the conceptual experience with the material, sensitive intuition of the places to which it refers, and giving them a univocal form, a flexible consistency, capable of establishing the bases for future constructions and future symbologies. From there arises the rhizomatic foundation of its slow and already robust production.​​​​​​​​​
Para acercarse al pensamiento instalado de Dayana Trigo Ramos —hay, al menos—, dos condiciones. La primera, el espacio como objeto tangible, en permanente construcción y al mismo tiempo imposible de completar —esto es: de definir sus contornos—, que se puede recortar, ensamblar, transformar arbitrariamente, sin que la forma centralice una visión. Un recurso desplegado, por ejemplo, en la instalación La máquina de Leedskalnin y otros relatos, en la que cada objeto se remite a múltiples espacios construidos alrededor del mundo por causas amorosas, en los cuales hay una síntesis de recursos arquitectónicos, históricos, sensoriales. Y la segunda condición, el objeto como territorialidad en el que se dan relaciones causales entre espacios, a través de objetos. En tal sentido, hay que citar la obra Rituales de noche, en la que, por medio de dos carteras de mujer, alejadas una de otra en la sala de exhibiciones, y cuyos interiores son visibles a la audiencia, se muestran videos de bombardeos y festividades nocturnas que parecen formar parte de un mismo acontecimiento en desarrollo.
Con frecuencia, ambas condiciones se ejecutan a través de nociones arquitectónicas: el dibujo a nivel de plano, el diseño estratégico, los estudios de patología estructural, la visión íntima y social de los espacios, etc. Sin embargo, la arquitectura es un elemento en la territorialidad del objeto, y no el espacio que contiene al objeto. Incluso cuando trabaja con un edificio en el que los contenidos arquitectónicos se diluyen para ponderar sus usos —esto es: al punto de convertirse en dos espacios casi antagónicos, el de la visión del arquitecto y la de quien lo habita—, Dayana Trigo busca integrar la experiencia conceptual con la intuición material, sensitiva, de los lugares a que hace referencia, y otorgarles una forma unívoca, una consistencia flexible, capaz de establecer las bases para futuras construcciones y futuras simbologías. De ahí surge el fundamento rizomático de su lenta y ya robusta producción. ​